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Conversando sobre sexualidad en familia

La educación sexual de los niños puede ser una de las inquietudes que más moviliza a madres y padres. Esto lleva a que proliferen y se difundan múltiples modelos de crianza que sugieren diferentes formas de relación progenitor-hijo. No son una novedad, desde los años 60/70 que se dispone de libros, revistas y aparecen conferencistas dando a conocer los secretos de la crianza.

Es de tener en cuenta que muchas, quizá la mayoría de estas publicaciones no cuentan con un suficiente apoyo empírico y muchas veces pueden ser contraproducentes para el desarrollo de la personalidad del niño. Por eso es importante mantener ciertos reparos a la hora de buscar soluciones “eficientes” y apelar más al desarrollo subjetivo de cada padre.

Con respecto a la sexualidad, se involucra también otra complejidad, ya que es una de las áreas de la vida en la que más han variado nuestras referencias. Por ejemplo, muchos de los padres de hoy crecieron en familias en las que el padre salía a trabajar y la madre se ocupaba de las tareas domésticas con lo cual se transmitía un mensaje sobre educación sexual ya que daba cuenta de lo que hacen las mujeres y lo que hacen los varones.

Cuando estos parámetros fueron variando y más varones empezaron a participar en los cuidados domésticas y más mujeres salieron de sus hogares para ingresar al mercado laboral, se generaron cambios paradigmáticos que en muchos casos derivaron en inseguridades en la pareja, la familia y en especial, en la educación de los hijos.

Hoy por hoy se supone que los papás hablen abiertamente sobre diversos temas como orientación sexual, reproducción, desarrollo psicosexual, etc. pero en muchos casos son padres de la llamada generación X que crecieron jugando a las muñecas las niñas, a los autitos los niños, entendieron que las escenas que aludían al erotismo en las películas no eran aptas para mirar en familia (se cambiaba de canal por un beso pero no cuando en una escena de guerra volaban pedazos diez soldados) los varones haciendo sobremesa mientras las mujeres lavaban los platos, entre otros ejemplos que configuraron la educación sexual de muchos papás de hoy que se enfrentan al desafío de generar otro tipo de educación con sus hijos.

Aunque se encuentra una distancia abismal entre estas generaciones muchos padres y madres entienden y reflexionan sobre los modos de crianza que recibieron y felizmente intentan utilizar otros modos, superadores, con sus propios hijos.

A continuación se enumeran algunas preguntas que se presentan en padres y madres ocupados en esta tarea.

¿Y si me preguntan algo que no sé? Probablemente los papás no conozcan las respuestas de todo lo que preguntan los niños. Tener en cuenta la diferencia generacional que existe entre padres e hijos puede servir para que el papá conserve la calma y acepte que la apertura de información que se da hoy en día siembra en los niños inquietudes que él nunca tuvo a esa edad, por ende lo mejor es poder tomarse un tiempo y responder esa pregunta en un rato o unos días más. No tiene nada de malo responder a su hijo con: “Voy a averiguarlo y después lo charlamos porque ahora mismo no lo sé”

¿Cómo respondo a sus preguntas si me siento incómod@ hablando de ese tema? Ante todo, tener en cuenta que nunca se debe evadir la conversación porque de esa forma transmitiremos el mensaje de que de ese tema no se habla. Es preferible ser honesto con el niño, explicar que en ese mismo momento quizá no sé cómo explicárselo para que lo entienda pero que lo voy a pensar y le voy a responder. Y luego cumplir con el niño y explicarlo como se pueda. Lo importante es que los hijos puedan confiar en los padres y no elijan modos inadecuados de responder sus inquietudes porque con tanta información disponible puede suceder que se encuentre con contenidos inapropiados.

¿Y si quiere saber sobre nuevos modos de relaciones?  Respecto a la sexualidad es importante que cada papá conozca su propia posición ante determinados temas que vaya a conversar con sus hijos y transmita la misma como tal, como una posición subjetiva, dando a conocer que puede haber otras. Esto puede incluir por ejemplo posturas en torno a relaciones poliamorosas, intercambios de pareja, etc.

¿Y si pregunta sobre parejas homosexuales u homoparentalidad? Quizá un papá se sienta incómodo por sus propias limitaciones y su hijo le esté brindando la oportunidad para trabajar sus miedos. Si un padre piensa que no conviene hablar sobre el amor en parejas del mismo sexo porque puede generar homosexualidad en su hijo lo mejor será que recuerde que mientras la homosexualidad no es una enfermedad, la homofobia es una forma de discriminación que genera sufrimiento para uno mismo y para el entorno y esta pregunta puede ser una maravillosa oportunidad de transformarse en una mejor persona.

¿Y si no pregunta? Si este es el caso, se puede romper el hielo preguntándole a él o ella qué sabe, de acuerdo a su edad por ejemplo sobre los embarazos, sobre los noviazgos, los matrimonios, etc. Iremos viendo qué sabe, cómo lo sabe y sobre todo le estaremos diciendo que de esto sí se habla.

Acercarse, demostrar que como madres y padres están dispuestos a charlar, a escuchar y a buscar soluciones a sus problemas. No es necesario obsesionarse con guías de educación infantil ni apegarse acríticamente a manuales, sino mostrar cercanía y apoyo para que los niños puedan confiar en sus adultos más significativos. Si queremos que los niños crezcan y se conviertan en personas sanas y felices el mejor camino es el ejemplo, trabajemos nosotros mismos en nuestra salud y felicidad.

Ps. Evelyn Pinto

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